viernes, 18 de noviembre de 2016

A Gracia y Amparo



Cuando el pasado 22 de octubre presenté a Daniel Valverde Miranda con motivo de la XVII Exaltación Mariana celebrada por la Hermandad de Coronación, fue para mí un enorme privilegio saludar públicamente a María Santísima de Gracia y Amparo del siguiente modo:



Ave, María, mira que estás guapa

Dios te salve llena de gracia, regálanos tu amparo

El Señor es contigo, es en ti y sin ti no sería

Bendita tú entre todas las molineras

Y bendito siempre el fruto de tu vientre:

Jesús de Humildad y Paciencia

María Santísima de Gracia y Amparo

Madre de Dios, elegida por el mismo Dios,
obra predilecta de su creación

Tú, que ayer acogiste a nuestros pequeños y, en ellos, a nosotros

Tú, que floreces cada mes de octubre y te vuelves rosa encendida de primavera cuando el otoño ya pasea por nuestras vidas

Tú, que aquí naciste gitana y yo, yo te veo cada vez más refinada

Tú, que al final de todos los caminos que llevan a ti te vuelves centro y principio de todas las cosas

Tú, que en este templo estás posada a la derecha de tu Hijo y esperas siempre nuestra visita, la que casi nunca llega

Tú, que llenas tu paso de palio y lo haces tan gloriosamente tuyo que no queda en él un hueco donde posar la mirada, salvo Tú

Tú, que te levanta la valiente, que te lleva la valiente, que te trae de vuelta la valiente y yo, que pienso que para valiente ya estás Tú

Tú, que embelesas la mirada, que enamoras los corazones, que arrebatas las pasiones, que eres pura, inmaculada

Tú, y a ti que te cantaré, cantaré, cantaré…

Ruega por nosotros, cofrades, sí, pero pecadores

Ahora y siempre hasta la hora de nuestra muerte

Amén

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