martes, 9 de enero de 2018

Santos Inocentes

El pasado 28 de diciembre, día de los Santos Inocentes, recuperé la costumbre de colgar en mi blog una inocentada a modo de simpática broma con la que realmente no se pretende engañar a nadie, sino que simplemente busca dibujar una sonrisa a quien la lea.

Ocurre que estos días vengo leyendo datos y estadísticas sobre los abortos que se han llevado a cabo en España en los últimos años. No los traigo porque están ahí, en internet, para quien los quiera.

El caso es que me pregunto cómo puede ser esta sociedad tan sensible y susceptible para muchas cosas y tan fría con el asunto de la vida del no nacido. Estoy plenamente convencido de que el aborto  -tantas veces crimen contra el mayor de los inocentes- es bien visto por los voceros de nuestra sociedad en la especie humana al mismo tiempo que les aterraría en otras especies animales. Son los tiempos que nos han tocado vivir.


Afortunadamente, no todo está perdido. Son muchas las personas valientes, especialmente mujeres, que aceptan a sus hijos aun cuando no han sido buscados ni deseados, aun cuando les resultan inoportunos porque podrían haber venido en otro momento. Ese respeto, esa valentía, ese amor nos muestra que se puede. Y esos niños nos muestran que muchos otros también deberían estar aquí. Y no es un problema de natalidad, ni de crisis demográfica. Es un problema de valores y dignidad. Tanto de los padres, como de los hijos que merecen vivir.

Y para quienes defienden que el nasciturus merece protección jurídica en función de la semana de embarazo en que se encuentre su madre, un regalo: https://www.revistamision.com/cuando-la-ciguena-llega-tiempo/ Son vidas viables mucho antes de lo que a veces nos pensamos.

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